Todo lo que tengo es un papel en anchura
Con la cara despierta infinita ternura,
Haciéndome caer en la insoportable
hermosura
De un sentimiento bastardo que mi vida
tortura.
Me extrae el alma, el gozo, la premura,
Las silabas, las palabras, las canciones
y amarguras
Aunque todo lo que tengo es una hoja con
pintura
Realzando los detalles de su
magnificencia finura.
Son los ojos hipnóticos, los labios y el
alma que procura
Contarme sus deseos de la carne en
locura
Entre la sonrisa que me deslumbra con
imposible blancura
Haciendo flaquear a las recepciones
errantes de mi bravura.
Lo llamo con silencio cuando la noche
está oscura
Para que acompañe a mis ganas de
terminar la censura
Y poder sentir el roce de su mano con travesura
Por el contorno de mi cuerpo pintado con
tintura.
Violácea, cobriza a ratos cuando invade
la mesura
Por recobrar el aliento perdido en la
fisura
Del deseo corrompido por trescientas
torturas
Cuando baja el frío y la llegada del
calor apresura.
Todo lo que tengo es una hoja con
costura
Que lo muestra abrazándome por la
cintura
Cuando su rostro alguna vez se cobijó en
la soltura
De mis manos tiernas abriendo de su
corazón, la cerradura.
Todo lo que tengo es su suspiro
petrificado
Que resuena en mi cabeza como rezo
condenado
De un preso que espera a que dicten su
pecado
Por haber amado cuando no fue amado.
Todo lo que tengo es su imagen en mi
memoria
Idealizándolo cada que pestañeo la
historia,
Tantas veces hilada sin parsimonia
Que le merecía la tragedia que no alcanzó
la gloria.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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